Solo dos extraños

Después de mucho tiempo vuelvo a escribir por aquí, lo hago con cierta nostalgia. Un gran cambio en menos de un año. Hoy como simples desconocidos, como dos extraños.
Que lejanos aquellos días en los que podíamos reír, podíamos platicar y contarnos cosas. En los que no importaba lo que pasaba alrededor, solo éramos nosotros dos. Cerramos esa etapa, dimos fin a lo que éramos. Hoy solo tenemos ese pequeño vínculo que compartiremos toda nuestra vida, que sigue nuestros pasos y que nos dice papá y mamá. Recuerdo las ocasiones en que salíamos los tres, en las que nos arreglabamos para salir y solo nos preocupaba lo que nos alcanzaba el dinero para comprar comida. Todas las ocasiones que le dábamos cinco pesos y se comprara una pelota, la colección que formó con cada una de ellas. Ir corriendo tras de ti y tú solo siguieras aventando la pelota y rebotará por todos lados, solo reías cuando corrías, eras libre y eso era lo que te gustaba, jugar con una pelota de cinco pesos y estuviéramos contigo ahí.
Sé que en algún momento leerás estás líneas mi pequeña, que querrás entender que pasó por mi mente y quieras leer lo que muchas veces escribí para mí y que con el tiempo, empece a escribir para ti. 
Prosigo escribiendo.
Hoy cada uno está por su lado, con sus cosas, no se hasta que punto te importe lo que me pase, no lo sé. En contadas ocasiones te llegó a contar, aún puedo confiar en ti, que me oiras una vez más. Esos monólogos que decía, solo hablar y hablar, tratar de decirte todo con detalles, de decirte lo que sentía y como me sentí. Hoy son solo recuerdos, solo eso, recuerdos de días pasados.
Fueron buenos días, al menos quiero pensar que si lo fueron. Nos apoyamos tantas veces el uno en el otro, aguantamos unas muy fuertes, unas que jamás pensé que dolerian así, y aún así, estábamos los dos ahí. Comiendo solo lo que hubiera, cansados, sucios, desvelados, pero lo hacíamos los dos.
Siempre viene a mi mente la primera vez que comimos en la calle, llegábamos de trabajar de con Ángel, me había sobrado un poco de dinero y nos bajo el camión del otro lado de Santa Martha. Así que caminamos, eran aproximadamente las 4 de la tarde, teníamos hambre y solo le pregunté que si quería comer algo. Fuimos a los puestos y encontramos un lugar donde vendían hamburguesas, me alcanzó para comprarnos una cada uno. Y ahí nos sentamos a comer, creo que nos veían raro al vernos así. Quizás nos veíamos como gente de la calle por nuestra apariencia, quizás. Pero poco y nada nos importó, por qué compartimos ese momento los dos. Forzo mi memoria a todo lo que puedo, ella llevaba una blusa verde y un pantalón gris de mezclilla. Usaba su clásica cola en su cabello y se llenó mucho esa vez. Pero eso sí, termino de comerla toda, hasta las papas con las que venía. Hasta me invitó un poco de ellas, sabía que me gustaban a mi y hasta en ese momento me cuido. Me procuró darme más de su comida. Me sonrió mucho, veíamos a la gente pasar y yo solo trate de cuidarla, que pudiera comer tranquila y se sintiera protegida conmigo.
Hay cierta nostalgia en lo que era, como era. Todos esos días juntos, ahí tratando de tener una buena relación, que me procurará y yo a ella. Aún con nuestro carácter, con nuestra inmadurez, con nuestros fallos. Con nuestra nula experiencia, solo intentamos dar lo mejor. Poder ir a dormir cada noche juntos, abrazados. Por el hecho de compartir la cama y estar al lado de la persona que estaría a tu lado toda la vida. Hoy la cama está vacía, en ocasiones ya no quiero dormirme ahí, llegan los años de recuerdos. Las noches y madrugadas, los amaneceres juntos. El acercarnos para abrazarnos cuando hacía frío o las tantas veces que nos tapamos aunque estuviéramos peleados, era nuestra forma de decirnos "Aquí estoy, aunque estemos peleados, me preocupo por ti, estoy contigo". Al menos nos sentíamos menos solos, que alguien estaría ahí compartiendo el mismo espacio, que por más feo estuviera todo, estábamos los dos al final del día.
Hoy son solo días que quedaron atrás. Muy atrás.
Trato de recordar la última vez que dormimos juntos, ya no puedo tenerla en mi mente. No recuerdo que fue de esa noche, quizás nos dormimos abrazados, quizás nos tapamos otra vez. Me habré despertado temprano y te pasaste a mi lugar, quizás abrazaste mi almohada como lo hacías cada mañana y te voltee a ver. Quiero creer que si, por qué no la recuerdo, no puedo recordar. No puedo.
Diría una frase que escuche hace tiempo. "Me abro al cierre".
Voy a vaciar toda mi mente y que algún día puedas leer todo pequeña, que me leas y lo puedas escuchar con mi voz. Este es un pasaje que quise escribir, hoy un 22 de Septiembre del 2022. Solo lo leeré y corregiré para poder publicarlo.
Hasta un nuevo escrito.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Sueño contigo

Luz