Regalos

Al recordar mis memorias en el grupo de Alcohólicos Anónimos vinieron a mi mente pequeños instantes a los cuáles no pude dar explicación. Y solo viví su momento.

En una de las tantas veces que había ido a Hacienda experimenté distintas situaciones. Recuerdo que en una de tantas cadenas de oración después de la pregunta de Resentimiento salimos todos, yo estaba apoyando ahora a todos. Esa primera vez al terminar de cantar y escuchar al guía espiritual, abrí los ojos por una extraña sensación dentro mío, a los que han ido saben que en ese momento tenemos prohibido hacerlo hasta que el guía nos dé permiso de hacerlo. Esa tarde abrí los ojos y mire el cielo, era completamente azul, como si hubiese un mar arriba. Podrás creerme o no, pero no fue necesario tener mis lentes para mirarlo, sea por qué mis ojos estaban llenos de lágrimas y el agua dentro de los ojos permite tener una visibilidad mejor, o simplemente fue un regalo para nosotros y que pude verlo. Las nubes, aunque delgadas y apenas visibles formaron la silueta de una paloma. Era enorme la forma que estaba en el cielo con las nubes. Respiré hondo llenando los pulmones de ese aire y volví a cerrar mis ojos mientras veía esa figura en el cielo. Guardando en mi mente ese momento. El guía también la había visto, cuando compartí esa experiencia en el grupo el lo confirmó y detallo algunos detalles más que suscitaron en ese día.


Hubo otra ocasión dentro de la cadena de oración, en la que el guía nos hablaba a todos, las personas que se encargaban de tocar las alabanzas se habían callado, habían terminado de tocar, en cualquier momento abriríamos los ojos para vernos todos. De repente todo se quedó callado, no hubo ruido o sonido alguno, todos empezaron a llorar nuevamente, supuestamente estaba todo calmado y el dolor había desaparecido para todos, pero no fue así. En ese instante hubo silencio fulminante entre nosotros, el viento soplaba y nos despeinó pero no hizo ruido alguno. El guía entendió y asimiló ese sentimiento, se hincó y sólo nos dijo: "Estamos ante la presencia de Dios, todos hincados y cabeza al suelo". Al mismo tiempo todos nos hincamos, estábamos llorando todos, los nuevos, los que apoyamos, los padrinos y el guía espiritual. Dolía, si, no lo negare. Pero en medio de ese llanto compartimos ese instante, como si alguien o algo nos estuviera mirando, nos acariciaba con el viento. Había paz y tranquilidad. Nada más. Nos levantamos después de un rato y creo que no fui el único que entendía todo aún mejor. Esa presencia, estar en calma y casi por terminar esa parte del trabajo; pero llegó el sentimiento a todos y volver a llorar. No se tocó el tema después y no fue necesario, fue un instante que compartimos todos aquellos que estuvimos ese día.

Había leído acerca de la meditación profunda, tener un grado de concentración en lo que haces que no importaba la situación, podías meditar y orar con los ojos abiertos, concentrarte absolutamente en lo tuyo no importando el ruido alrededor tuyo.


Ocurrieron pequeñas manifestaciones, empecé a mirar mariposas alrededor mío, volaban a mi lado mientras caminaba, distintos colores y no solamente blancas. Se empezaron a manifestar en plumas también. 

Cierta mañana estaba trabajando con mi tío y me había mandado a hacer un encargo. Me detuve un instante quien sabe para qué. Solo se que frente a mi fue cayendo una pluma de "algo", cayó lentamente y sin movimiento del viento. La tome entre mis manos y mi cabeza empezó a pensar: No hay ave cercana que haya podido dejar caer una pluma, el viento la pudo haber llevado a cualquier lugar pero cayó justamente frente a mi y en el momento que me detuve a hacer nada. Sonreí para mí mismo y di gracias, seguí haciendo lo que tenía que hacer.


Una de las historias que pocas veces he contado pero que llevo muy presente por como se dio y sobre todo por qué nunca estuve preparado para algo así. Estaba apurado ayudando a mi tío, estaba acomodando la mercancía y algo llamo mi atención en el cielo. Mire hacia arriba y no fue solo una alucinación mía. Tenía los lentes puestos y de lejos me permiten ver más que bien. Pero no era que estuviera en el cielo, sino que era como tenerlo en mis propios ojos. Eran una especie de luces que bajaban poco a poco, hacían distintas formas como peces en el mar, no sabía que pensar, una especie de estrellas fugaces con su cola alumbrando el cielo, solo que eran pequeñas o al menos eso veía desde mi perspectiva; mi tío me miró por qué deje de hacer lo que estaba haciendo y sólo pude decir: "¿Está viendo lo que estoy viendo? Son unas luces mire el cielo Tío". Le señalé el lugar donde aparecían y me miró de nuevo. No entendí su mirada, al día de hoy no se que pasó o el por qué.

Solo me dijo: "Híncate dónde estás y comienza a hacer oración, prende un incienso y no dejes de orar". No pregunté por qué y solo lo hice, así como voltee hacia arriba así estaba de golpe contra el suelo, poco importo que me vieran. Prendí el incienso y comencé a orar, un Padre Nuestro y mi meditación. No sé que hizo mi tío o que fue de él, solo después de un tiempo me preguntó que si yo estaba bien, mientras el seguía acomodando todo. Solo me dijo: "Fue algo bueno, una manifestación de allá arriba". Me cerró el ojo y creo que entendí, no al cien pero dejé el tema ahí con él. 

Llevó esas luces aún conmigo, logró recordar como se veían, como se mecían hacía abajo y algunas formas onduladas que dejaban tras su rastro. Quisiera preguntar el ¿Por qué? y ¿Para qué?, al día de hoy no tengo respuesta.

Simulación de las luces que vi. Solo que se movían en dirección hacia abajo en distintos movimientos dejando un breve rastro tras ellas.

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