Madrina Vicky

9 de Agosto del 2021, escribo esta fecha por que la tengo tan marcada en mi mente.

Regularmente solo me aprendo fechas importantes o que son significativas para mi, hoy la escribo y me la sé de memoria por todo lo que pasó y como pasó.

Casi dos semanas después sigo con mi dolor interno. El cómo se dio, todo lo que paso. Fue tan rápido y a la vez fue todo tan lento, el desgaste, el cansancio, la incertidumbre y sobre todo la soledad. Al principio del año había experimentado el dolor de la perdida de mi padrino, aquella persona que me vio desde pequeño y que me educo; aunque el trato con el en los últimos años había sido nulo. Caí y volví a armar cada parte de mi desde muy dentro. Rearme cada pieza de mi niñez y solo sabía yo como me dolía, los recuerdos que llegaron y lo que pasaba por mi mente. Me levanté y seguí adelante, las cosas cambiaron y siguió todo su rumbo. 

En esta ocasión al saber que estabas enferma, que estabas en tu casa en cuarentena, cada mañana en mis descansos del trabajo iba a tu casa y me sentaba en el sillón, a veces estabas sentada y llegaba a saludarte "Que hubo Madrina,...". Estabas ahí, solo tu sabías lo que pasaba por tu mente; hablábamos poco pero sabíamos que estábamos ahí, que a pesar que nos dejaran solos, estábamos ahí. 

Fuiste al doctor y te quedaste internada, comenzó mi desestabilidad a partir de ahí. ¿Qué podía hacer?, ¿Qué estaba en mis manos?. Y llegó el sábado, mi familia sabe que cuando me baño, no salgo más, pero al comentarnos que estabas muy mal, tuve que ir a verte, no sabía que pasaba por mi cabeza y para fortuna de nosotros, estábamos aquí todos, las pocas personas que jalábamos en todo momento. Había cierto riesgo por que, justamente esa semana nos habíamos enfermado casi todos, no estábamos al cien aún. Sin embargo ahí estuvimos en el hospital sin saber que hacer. Si llevarte al hospital y te entubaran, tal vez y solo tal vez ya no volverte a ver o llevarte a casa y lucháramos desde ahí, como pudiéramos.

Al día de hoy me aferro y creo que se tomó la mejor decisión, había una especie de bloqueo mental y no podíamos saber si nuestras decisiones fueron las correctas, solo nos dejamos llevar y estuvimos ahí para ti. Justo ese sábado había dormido un poco más, así que podía aguantar una noche, me quedé contigo en esa desvelada, dándote tus pastillas, acercándote tu agua, hablabas conmigo y solo hice lo mejor que pude, trapee tu cuarto, acomode un poco tus cosas y todo lo que me daban para dártelo, lo hacía. Llevarte el cómodo para tus necesidades, dejar que descansaras y estar checando tu nivel de oxigenación. Realmente no sabía que hacer y aprendí sobre la marcha, a pesar que tenía miedo solo quería darte un poco de confianza, estaría ahí para ti. Pasó la noche y llegó la primera mañana en tu cama, se acababa el oxígeno y no tenías otro tanque, el moverse para conseguir, el quedarme a tu lado y solo tratar de calmarte, que respiraras por la nariz, tenía desesperación por dentro, solo miraba la puerta para ver si tocaban, ya fuera la empresa donde se compró el oxígeno o si llegaba mamá y mi hermano con el tanque que nos prestó el doctor. Empezaste a hincharte y solo tenía un nudo en la garganta por dentro, me sentí tan frágil sin poder hacer nada más. Te hablaba y al final solo me dijiste "veo todo negro". Te quedaste un rato callada, solo me respondías de vez en cuando, fue cuando llegaron ambos oxígenos, conectaron rápido el tanque y empecé a hablarte para que reaccionaras, fueron minutos demasiado tensos, solo trate de que mi voz se oyera calmada y volvieras conmigo. Aún no era la hora de partir y volviste, abriste los ojos y me viste. Te tomaba de la mano y no pude contenerme más, empecé a llorar. Te habías ido y solo regresaste cuando te hablé, se quedó mi mamá y mi hermano contigo, solo me salí a llorar. No fue tanto un susto, era quizás el camino que habías que tomar, solo que tuve miedo. No había experimentado el ver a una persona cercana morir, no hasta días después. 

Reaccionaste poco a poco, por la tarde hasta te quisiste sentar, ya estabas cansada de estar todo el tiempo acostada, entre mi hermano y yo te ayudamos. Estábamos ahí sentados contigo, ¿Te acuerdas?, hasta te hicimos burlas que uno de los paramédicos no te pudo aguantar y me pidió que lo ayudará para cargarte. Comiste tu yogurt y tu suero, después de un tiempo te volviste a acostar y te dejé con Martín. El se quedaría la segunda noche para cuidarte, me despedí de ti por que tenía que descansar solo esa noche, tenía algo de sueño y pensábamos que era una carrera larga, así que tenía que estar listo para la siguiente noche y quedarme a cuidarte de nuevo. Pasó la noche y volver a verte por la mañana, estabas inquieta y te costaba respirar un poco, nos volvimos a mover para conseguirte otro tanque y no te faltara el oxígeno. Sin más, empezó la cuenta regresiva. Esa tarde habían hecho caldo de pollo, solo les dije que me dieran chance de comer y me quedaría ya contigo, te estaba cuidando mi mamá en lo que terminaba. Me llamó para ayudarte a levantarte y comieras algo. Terminé rápido de comer y volví a ir para acostarte, hoy que han pasado varios días, no se si haya sido la última vez que estuviste lúcida y ese abrazo sin querer fue el último que me diste en vida. No tanto para ayudarte a acostar, sino que sabías lo que vendría después. No volviste a dormir tranquila ya, estabas demasiada inquieta. Te dejé con mi mamá y mi hermano, tuve que ir a conseguirte otro tanque. Aunque llovió y me mojé, no importó. Tenía otro tanque más, costó $950 el rellenarlo. Son cosas que aún tengo en mente y que es difícil olvidar. Llegué como a las 6 p.m. aproximadamente, le pedí a Ruth algo de ropa y me cambié para quedarme contigo. En el camino de regreso solo tomaba fuertemente el tanque, para que no se moviera y te lo llevara con bien, pensaba para mi. "Ojalá cuando llegué me diga mi mamá que durmió bien, que pasó la pequeña crisis y que estás levemente mejor". No fue así, seguías dormitando y se fueron a comer los demás, me quedaría contigo, ya casi era la hora de tus pastillas.

Estaba sentado en el sillón mientras dormías un poco, solo que te movías mucho en tu cama, me acercaba a ti y te preguntaba si querías algo, si necesitabas algo. Solo me decías que no y fue ahí cuando empezaste a quejarte, la última vez que salí de tu cuarto, fui por mi celular y un huevo, un pedacito de ruda y previó a entrar, le pedí ayuda a Dios. Te limpiaría y que pasara lo que el quisiera, me persigne y entré, pasé por todo tu cuerpo mientras dormías y seguías intranquila, mentalmente hice todo lo que me había enseñado mi tío Ángel, puse varios ángeles a tu alrededor y te entregué a el. Que se hiciera su voluntad y te dejé en manos de el. De reojo estaba tu televisión apagada y se movió una sombra atrás de mi hacia la otra cama. No tuve miedo, sabía que en ese momento estaban cuidándonos y empezaste a delirar, en tu momento de lucidez me dijiste "Ya hable con Dios, me dijo que todos estaban bien, que todo estaba bien, Papá Goyito está bien, Mamá Benita está bien, todo esta bien, todo está bien,..". Fue en ese momento cuando le mande mensaje a mamá para que viniera a verte, ya podía verse que algo no estaba bien, te pregunté por si quería algo, si querías ir al hospital o si querías ver a tu hija. De momento dijiste a todo que no, mi mamá trataba de llamarle al doctor pero nunca llegó. Al día de hoy no lo he vuelto a ver, depositamos en el toda nuestra confianza, estábamos luchando y no importó el dinero. Solo importaba que tu estuvieras bien.

Le mandé mensaje a mi hermana diciendo todo lo que había pasado, poco después supe que había visto unas luces, las mismas que con anterioridad habíamos visto mama y yo en otras ocasiones. Solo que esta vez no se si significaran algo bueno. 

Solo nos decía que no le dolía nada, que todo estaba bien. Pero al preguntarle por última vez si quería que la lleváramos al hospital, dijo que si. Martín fue el que se movió rápido para llamarle a la ambulancia y estuvo al pendiente afuera de la casa mientras yo estaba a cargo dentro. Preguntamos por última vez si quería ver a su hija, mi prima, dijo que si. De inmediato mamá le marcó y llegó casi al instante, se estaba yendo. Se nos estaba yendo. 

Respiraba con más dificultad y no reaccionaba, solo me quede a su lado mientras su hija y su familia llegaron, mi mamá se quedó a su lado derecho, le hablaba y solo seguía así, respondía como podía. Tomé el alcohol y solo tuve cabeza para echarme en mi mano y que lo respirara, le eche en su pecho y fue como reacciono, por última vez, tome el aguardiente y de igual manera hice que lo oliera, eso y que mi mamá le dijera que si quería ver a mis abuelos, papá Goyito y mamá Benita, fue como empezó a hablar de nuevo, abrió sus ojos, también sería la última vez que lo hiciera. 

Llegó la policía y Martín los dejó pasar, recuerdo que estaba Ruth y le acercó la botella de aguardiente para que lo oliera mientras hablaba con el de la ambulancia. fue todo un caos por que había mucha gente ahí, más de la que ella necesitaba pero estaban ahí de metiches sus nietos. Abigail me siguió llamando, pero por la urgencia y todo lo que pasaba dentro no podía contestar, tome todos los celulares y me los quedé. No sabía que tenía en mis bolsas por que pesaba mucho mi chaleco después. Casi al final, después que el de la ambulancia nos dijo que estaba muy mal, nos preguntó que era lo que queríamos hacer, había muchas posibilidades que no llegara al hospital y le diera un paro respiratorio en el camino. Mi mamá solo le dijo que la dejara en su cama, sin más, se fueron y nos quedamos una vez mas. Mamá seguía llamando al doctor y solo un "Ya voy en camino" escucho de el. Seguía respirando con dificultad y lo hacía cada vez más lento, solo me volteo a ver. Salí a hablar con Martín y me lo dijo, había escuchado que solo le daban dos horas de vida como máximo, no fueron las dos horas, fueron mucho menos. Al entrar al cuarto por última vez le dije a mamá que se despidiera, hablé con Ruth y le  dije lo mismo, "Despídete de ella". Solo miraba todo desde lejos, le dije a Abi por mensaje que me marcara, se estaba yendo, creo pensar que ella suponía que era irse al hospital, pero cuando le escribí que pronto iba a terminar fue cuando me llamó y solo le acerqué el teléfono para que se despidiera, voltee a ver a Ruth y sabíamos que también tenías que despedirte, me hablaste por WhatsApp y te comuniqué con tu "Tina". Al oírte me empecé a romper, te despediste también de ella.

Eran sus últimas respiraciones, cada vez lo hacía más lento, no respondía. Se despidió mama de ella, llegó mi papá y también le dijo adiós. Ahí entró Martín, yo estaba solo con mis papás, tal vez entró para despedirse o vio que entraron ambos, no podía con los dos estando ahí, cuidaba a uno o a otro. Se despidió el, entraron sus nietos y se despidieron. Al final del todo se fueron ellos y nos quedamos nosotros. Martín se sentó a tu lado derecho, yo a tu lado izquierdo. Cada uno tomamos tus manos y mamá miraba desde lejos hablándote, te toque tu pecho para sentir el latido de tu corazón, cada vez lo hacía más lento. Te peine por última vez por que te habían dejado toda despeinada, empezamos a hablar contigo los dos, nos estábamos riendo por última vez, había una lágrima en tu ojo derecho, al acercarme a ti y verte la pude ver, toque tu pecho y dejo de latir tu corazón. Recuerdo bien esa última vez, dejé tu mano un poco sobre tu pecho para mandarle mensaje a Abi, ella venía en camino. 

Dejaste caer tu mano y la tomé, te habías ido. Voltee a mirar la hora, eran las nueve de la noche en punto. Siempre puntual, siempre.

Nos soltamos a llorar los tres ahí con su cuerpo inerte, sé que estabas cerca, estabas en otro cuarto, pero no podía estar contigo, te quedaste con Ruth, por la situación no podía estar contigo, quería abrazarte, decirte que todo estaría bien, que estábamos contigo, pero no aún.

Martín y yo seguimos hablando con ella, tomábamos sus manos y recordábamos los días previos, lo que habíamos pasado. Hablamos como si todavía estuviera ahí, sé que nos escuchaba, sé que si. La vi tranquila, como si estuviera dormida, como tantas veces la había visto antes dormir. Fue un pequeño momento de calma, mi mamá avisó a los pocos que hablaron, nos la habíamos aventado solos, una vez más. Con nuestros propios esfuerzos y recursos, solo nosotros.

Llegó Abi y se despidió de ella, yo me quedé la mayor parte ahí en el cuarto, no podía quedarse sola, mientras ellos se hacían cargo de la cremación y todo lo que venía, fueron muchas llamadas y demasiadas lágrimas, al día de hoy siguen habiendo muchas. Hoy que escribo estas líneas revivo todo, duele de nuevo. 

Llegaron las personas que prepararían su cuerpo, la vistieron con sus mejores ropas, la dejaron muy bonita y peinada. Mientras lo hacían fui a verte, no sabíamos como explicarte lo que había pasado, creo que dijimos lo mejor que pudimos, aún con nuestra cabeza siendo un completo caos. Solo quería abrazarte, necesitaba yo ese abrazo, pero no podía, no todavía. Te dejé con tu mamá y seguí en el ruedo. Ayudamos con las cosas para velar tu cuerpo, se quedaría con nosotros un día, yo ya me había ofrecido así que sin más me quedé esa noche con Martín, en el sillón solos los dos. 

Al verla por última vez en la caja, antes que la cerraran por completo entramos al cuarto los tres, mi mamá, mi hermano y yo. Fue ahí cuando valió todo, solamente he llorado con ese dolor una vez, al estar en el AA, dolía todo por dentro, me dolía el pecho. Solo llorábamos juntos, sería la última vez que la veríamos, antes que sellaran la caja, nadie más podía verla, no más. 

Nos quedamos en el sillón y solo dormité una hora a lo mucho, tenía que conectarme a clases, todo fue escrito, necesitábamos ese dinero, así que tenía que seguir trabajando, mientras daba clase velaba su cuerpo. Eran dos horas, pero fueron dos horas complicadas. Estaba su cuerpo en el ataúd, sacar fuerza de quien sabe donde, pero no había terminado, al día de hoy que escribo estas líneas, no estoy mentalmente bien, tengo un dolor dentro que poco a poco va saliendo. Saber que los problemas no habían terminado, sino que, posiblemente comenzarían una vez más. Sabíamos que mi abuelo, mi papá Goyo estaba mal también, no había tregua. 

Pasó el día de velar el cuerpo, Martín se fue a dormir un rato, me seguí de filo todo el día por lo que había que hacer, pero ya en la noche me fui a descansar un rato, eran días seguidos así que el cuerpo me pedía dormir un rato. Solo un rato. Despertar temprano e ir a relevar a los que se quedaron, que una vez más fuimos nosotros.

Llegó la mañana de ir a cremar el cuerpo, ahí no quise ir, no a eso. Había experimentado la muerte de cerca, ver que quemaran el cuerpo es algo que no quise ver y tener en mi cabeza. Cargamos tu caja entre el señor del servicio funerario, mi hermano y yo, no necesitábamos a nadie más, solo nosotros dos para cargarte. Dejé su cuerpo en el auto y le dije adiós, me quedé atrás de la puerta llorando mientras se iban todos. Te escuché llorar y subí a verte, sin más te abracé y nos abrazamos los tres. Sé que hay momentos que te marcan para siempre, que recuerdas para toda la vida. Ese abrazo entre los tres era el que necesitábamos, que no estábamos solos. 

Al día de hoy no había escrito nada, el dolor sigue ahí y seguirá estando. No he pensado como lo hacía antes, no he acomodado todas mis ideas y estoy en una fase de enojo, de aceptar todo lo que pasó. No ha sido fácil por que pronto sacaré otro dolor más, no terminó ahí, solo fue un día después. No hubo tiempo de procesar nada, pero eso será otro día, que pueda organizar mi cabeza y poder escribir una vez más. 

Escribo lo último que le dije: "Gracias por todo, fue como mi segunda madre para mi, nos volveremos a ver, no se si sea pronto o lejos, solo que, cuando tenga que llegar, cuando me toque partir, espéreme allá donde está usted y toda la familia, con mi plato de frijoles, allá nos veremos de nuevo madrina, vaya con bien, descanse tranquila.."



Comentarios

Entradas más populares de este blog

27/Mayo/21

Solo dos extraños

Ruth