Dibujar


En ocasiones llegó a soñar con lo que quiero dibujar, sueño como lo inició, como voy a estar borrando cuando me equivoco, las horas que estaré sentado haciéndolo y como se vería al final. Es como una especie de premonición y sé que quiero dibujar de nuevo. Pueden pasar varios meses o inclusive años para que tenga inspiración para hacerlo. Si lo fuerzo simplemente no sale bien y termino rompiendo la hoja o haciendo algo sin sentido. Recuerdo que todo esto comenzó desde que era muy pequeño. 


Hago memoria a mis días de niño, veía a mis primos venir a casa. Casi siempre estaba solo, no había niños cerca con quién jugar y solo lo hacía a veces con mis papás o mis tíos. Pero no había niños de mi edad como para poder convivir con ellos. Por eso cuando llegaban a venir lo disfrutaba tanto. Una de esas veces mi primo César, calculo unos 15-17 años tenía él, trajo su libreta y me mostró sus dibujos. Quedé fascinado, veía muchas caricaturas por las mañana y una de esas eran los Caballeros del Zodiaco, tenía dibujado en su libreta a Shiryu de espalda, tenía su tatuaje de Dragón y no imaginaba que podía hacerse algo así. Creo recordar que le pedí que me lo regalara, obviamente no acepto. Arranco otra hoja de otro dibujo y me lo regaló. No logro recordar que fue, pero lo atesore mucho tiempo. Me quedo esa imagen en mi mente y comencé a dibujar algunos trazos en hojas que mi mamá me regalaba. 


Lo hacía con pluma, luego con lápiz. Tendría como 4-5 años aproximadamente. En ese entonces yo veía Dragón Ball en la televisión y cada que lo veía quería dibujar a Gokú. Claramente no me salía, pero tenía esa necesidad de hacerlo, de que se viera como en el dibujo de mi primo. 


Acompañaba a mi mamá al mercado y si había dinero me compraban mis luchadores, en algún momento hablaré de lo que fue mi infancia, mientras sigo el relato a dónde quiero llevarlo. En una de esas idas llego algo que me ayudó a dibujar un poco mejor. Estaban los libros para colorear de Gokú. Pedí tanto a mamá uno de esos, obviamente al inicio para colorear pero con el tiempo vi que podía calcar esos dibujos, ponía mi hoja encima y procuraba hacerlo como estaba en el libro. Salían mal pero quedaban mejor de lo que lo hacía yo solo. 



Empezaba a encontrar alguna lógica en los dibujos, el tamaño del rostro con relación a la simetría, empecé a hacer dibujos en hojas cuadriculadas para hacer todo simétrico, me guiaba por los cuadritos y hasta los contaba para que quedarán igual en ambos lados. Me volví un poco más selectivo en los libros para colorear y los veía antes de que me los compraran para ver cuál tenía mejores dibujos y poder calcarlos.



A partir de ahí me pasaba mis tardes jugando o dibujando, hacía mi tarea si estaba en clases o mis quehaceres que me dejaba mi mamá y me entretenía con eso. Me compraron una libreta de dibujo para que siguiera practicando. A veces los coloreaba pero comencé a tomarle el gusto por dejarlos a lápiz. Veía que se podían poner algunas sombras, con mis ojos ciegos podía ver qué caía un poco de grafito del lápiz, lo aplastaba con mi mano y quedaba manchado. Empecé a utilizar ese grafito para empezar a "colorear" a lápiz mis dibujos. Los sombreaba y como disfrutaba hacerlo. 



Llegaron dos personas que me dieron una perspectiva más, hasta el momento como habrás leído me enseñé yo solo. Lo que sabía lo había aprendido de mi misma experiencia, mis propios errores y esos primeros dibujos. 

Fui a casa de mi padrino Agustín, estaba dibujando, era una persona indígena que había visto en mis libros. Lo había coloreado y hecho en un cuadro de madera. No creía que se podía hacer algo así. Le pedí verlo y estuve buen tiempo mirándolo, veía de cerca los detalles, solo quería hacerlo, quería probar por mi mismo.


La otra persona fue mi tío Román, fuimos de visita a su casa y tenía un cuadro colgado en su pared. Al acercarme a verlo vi que estaba hecho con colores. Hago memoria para recordar por que era una especie de escena de un la feria, lo había hecho todo a lápiz y coloreado. Mi mamá sabía que me iba a gustar y ahí me comentó algo que llevo conmigo al día de hoy. Dentro de toda la familia y personas que conocía era el mejor dibujante de todos. Me platicó de un King Kong que dibujó más joven para la escuela y lo he recreado tantas veces en mi mente por los detalles que me dijeron de él, cuánto hubiera dado por verlo y apreciarlo.


Llegaron las vacaciones en la primaria y para no quedarme en casa, para acompañarla a mi mamá a sus cursos de corte y confección; me inscribió al curso de dibujo en Casa de Cultura. Fue el plus que me hacía falta, dibujaba todo el tiempo personajes referentes a Dragón Ball, llegué solo con mi cuaderno de dibujo, vi personas mayores que yo, niños de mi misma edad. Y ahí estaba yo entre tantas personas, solo con mi conocimiento que había aprendido yo solo. Recuerdo ese primer día, le mostré a la maestra mis dibujos, me senté a un lado de un niño y nos mostramos nuestros dibujos. No estaban mal pero siendo sincero mis dibujos eran mejores. Había mejorado en esos años, encontraba lógica en el tamaño del cuerpo, en las facciones de la cara, para poder hacerlo simétrico ocupaba el mismo lápiz para poder líneas de referencia y que tuvieran sentido las dimensiones del dibujo. 


Esa primer clase puso unas manzanas en la mesa y nos pidió que las dibujáramos. Hice lo mejor que pude pero no fue algo de lo que le hubiera sentido orgulloso. Nos pidió que al terminar le pusiéramos color. No me gustaba pero termine haciéndolo. Esa primera vez no me gustó nada, no el dibujo ni el color, pero lo hice. Ella hablo conmigo y recuerdo que me dijo algo que no podía cerrarme a dibujar siempre lo mismo, que tenía que probar cosas nuevas, tenía sentido y lógica pero que podría aprovechar eso y mejorar mucho más. 


Siguieron las clases y me enseñó a sombrear mis dibujos, medio sabía algo pero ella hizo que entrecerrara mis ojos y viera los negros más nítidos de las cosas, así podía poner más tonalidad en negro en ciertas partes. Me enseñó a combinar colores, hasta donde podía ver una rosa solo era color rojo, en distintas tonalidades. Pero ella me dijo que viera más allá, que podía verse un naranja, un azul, amarillo. Tomo mi dibujo, que era una rosa roja y me mostró, puso los colores suaves; amarillo, naranja, luego puso el rojo encima de ellos. Coloreo las hojas, puso amarillo, luego azul en las orillas, encima verde. Resaltó con negro el contorno y era una rosa totalmente diferente. Volví a mi lugar analizando lo que había hecho. 



Casi al finalizar nos pidieron nuestros dibujos para ponerlos en una exposición y mostrarlos. Había dibujado a un Trunks y lo coloree, ese se quedó ahí. No volví al curso por qué pasó algo que no me permitió regresar. Pero me quedé con los conocimientos y abrí mi mente para dibujar todo lo que quisiera.


En preparatoria dibujaba algunos rostros y me llegaron a pagar para hacer algunos de regalo. Fotos de sus novias. Los cobraba por $20 y esos fueron mis inicios y mi final haciendo eso. En primera por qué no sabía cobrar y en segunda por qué no me gustaban como quedaban. No practicaba con rostros humanos y no lo había hecho hasta el día de hoy. Hice un dibujo y sé que aún me falta dibujar aún más. No sé ven como quisiera, falta de práctica, creo yo. 


He dibujado lo que yo he querido, comencé a hacerlos ya no solo en libretas. Me pidieron realizar algunos Periódicos Murales y ahí exploté mi creatividad y mi talento natural. He hecho en casi 4 metros de papel américa, he tardado hasta 2 meses solo dibujando. Al día de hoy deje de hacerlo, dibujo por y para mí. Compre papel Bond y lo corte en 4, de ese tamaño quería hacerlo. Obviamente quedaron algunos mal, tengo las líneas de una libreta normal en mi cabeza y pasarlo a un papel más grande, choca a veces y no cuadra. En estás vacaciones decembrinas del 2020 volví a dibujar. Vi en mi mente algunas cosas que quería hacer. Están hechos a lápiz. En algún momento con tiempo los remarcare y los mostraré. Cada dibujo que he hecho lleva una parte de mi, le he dedicado mi tiempo, mi dolor de muñeca. He estado sentado tanto tiempo dibujando. Viéndolo desde otras perspectivas, corrigiendo y haciéndolo las veces que sean necesarias para que se vea como lo tengo en mi mente. 


El proceso es simple, busco alguna imagen en internet de algo que quiero hacer para guiarme. Veo el tamaño de la hoja y de qué tamaño puede ser el dibujo, regularmente me quedan más grandes de lo que es la hoja. Empiezo con un boceto simple, trazos de dónde va cada parte; si es un rostro, ver el tamaño para los ojos, la boca, nariz y el tamaño de la cara. Si es un cuerpo completo, checar el espacio de la cara, manos, torso, piernas y demás. Ya que está mi boceto hago uno encima para delimitar aún más. Ocupo un lápiz del número 2 y doy sentido al dibujo. Con goma en mano, pongo música de fondo y comienza detallar todo. La mayoría de las veces sino que casi siempre los perfecciono, corrijo líneas, me levanto y checo como se ve de lejos, lo veo desde arriba, lo volteo. Y la siguiente parte, respiró hondo, tengo la música en mi mente pero hago una línea a la vez. Sin prisa alguna y voy con toda la tranquilidad que tengo. El tiempo no importa, así que solo hago lo mejor que se.


Antes decía cuando los veía que me gustaban y nada más, muchos han adulado algunos dibujos, no he aceptado sus elogios. Siempre veía que se podía mejorar aún más. Hoy reconozco que tengo talento, que tengo que mejorar aún más, pero lo tengo. Puedo continuar con el talento familiar por dibujar, sé que dibujó mejor que todos; por el momento, lo sé en el fondo y lo que puedan decir alguien más es muy subjetivo.


Sin más, a seguir dibujando. Me satisface y me nace hacerlo. Doy lo mejor de mi en cada uno de ellos. Puedo dibujar casi lo que sea, espero que alguien de mis sobrinos o familia tenga este mismo talento y no dejarlo morir. 


De pequeño tenía un sueño, era ahorrar e irme a Francia a estudiar dibujo, siempre tuve esa idea de que ahí estaban los mejores dibujantes del mundo, que había escuelas de arte exclusivamente para gente que quería dibujar aún mejor. Veía las películas y aparecían gente dibujando algo, casi siempre franceses eran. Por eso que tenía ese pensamiento, hoy con el tiempo mi perspectiva ha cambiado. He visto a tantos buenos dibujantes no solo de ahí, sino también nacionales. Dibujos que no creo posible que hayan sido hechos por un simple alguien, sino creaciones que no doy crédito y que inspiran a seguir dibujando. Tener mi estilo propio, dibujar lo que quiero y dedicarle el tiempo necesario para que se vea como lo tengo en mi mente. 


Un dibujo a la vez, un trazo a la vez. Que siga a través de los años, para la posteridad.



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