4 - Josué

Así como llegó la etapa de la preparatoria, así terminó en tres años. Mi hermana entro en la misma escuela donde yo estaba así que pude vivir un poco de esa etapa con ella, Martín creció y terminó la primaria solo. Tuvo problemas de pubertad como todos y se hizo una coraza difícil de abrir, al menos no tuvimos mucho contacto entre nosotros. Cada uno tomó su propio camino y llegó la etapa de Universidad. 

Tenía la idea de estudiar en la misma escuela donde mamá estuvo, terminar una carrera por ella y darle ese título. Decirle "Lo logré mamá, lo logramos; todo lo que hemos pasado tiene su premio". Pero no adelanto esa parte, no aún. Llegó el examen de admisión a la UAM-I, fui nervioso a hacerlo, habían demasiados queriendo entrar a esa Universidad, muchos más grandes que yo. Hice lo mejor que pude y no fue lo mínimo que pedían. Ese día al comprar el periódico y revisar los resultados no estaba mi nombre, no había quedado. Claramente lloré, quería entrar y seguir estudiando. Me había forjado una meta, quería terminar aunque fuera lo último que hiciera en ese entonces. 

Mi mamá vio más alternativas, esperarme un año más y volver a hacer el examen el siguiente examen; no quería perder tiempo así que llegó la UNITEC, recuerdo que en Iztapalapa recomendaron esa escuela, era de paga y las colegiaturas eran algo elevadas, más para nuestra situación. Tenía un poco de dinero guardado de mi dinero de la beca pero no era suficiente; al llegar a pedir informes y por mi buen promedio con que salí de la preparatoria me dieron una beca, al menos podría pagar una parte por mi mismo. Esa vez mi mamá habló por mi otra vez, tenía miedo de ese otro mundo. Era un mundo más grande, estaba con más grandes y no solo por estatura, sino por edad. Con más experiencia y más malicia. Hice un examen de admisión, que realmente fue solo trámite y quedé ahí. Comenzó mi tiempo en el Campus Sur, fue en Septiembre. Esa primera vez mi mamá me acompañó para decirme como ir y como regresar, ya podía ir solo, con todo lo que eso conllevaba. Enfrentarme a más peligros y a un mundo abierto para mi, el traslado de Chimalhuacán a Iztapalapa. Levantarse a las 5:00 am todos los días, tomar la combi rumbo al Metro Santa Martha, tomar el RTP de 2 pesos para poder ahorrarme en pasajes algo y llegar a las 9:00 am. Ese primer día llegué tarde, había tráfico y me enojé con mi mamá por que no se había apurado en la mañana, cuando yo ya estaba listo para salir un poco antes. 

Entré a la Universidad con mi horario mal impreso, tenia todo como "U"; edificio U, nivel U, salón U. Así que tuve que imprimir mi horario una vez más, ir a servicios escolares y perder más tiempo. Total que al salón entre a las 9:15, el profesor aún no había llegado pero todo el salón ya estaba lleno, me sentí solo esa primera vez al estar tanta gente dentro ya y solo queriendo encontrar una silla donde sentarme. Todos me voltearon a ver esa primera vez y no hablé con nadie. Llegó la maestra, que era la materia de Física experimental y comenzó la clase. Fue mi primer contacto con la Universidad y que me marcó al día de hoy. 

Hablaré de esa etapa en otra entrada, esta es más personal y conforme lo viví con mi círculo familiar. Pasaron cuatro meses y tuve que dejar mi casa. Había hablado con mi mamá y tenía que tomar las clases de las 7:00 am para poder abarcar más horas y terminar mi carrera, así que hablaron con mis abuelos en Iztapalapa para ver si podía quedarme a vivir con ellos mientras terminaba la carrera. Pensaba que no podía llegar temprano y que tendría que salir de mi casa a las 5:00 am para llegar puntual. Así que sin más empecé a guardar un poco de ropa en una mochila, guarde algunas cosas y cargué con mi mochila un domingo, dejé mi cuarto, en el que vivía junto con mi hermano. Dejé mi casa atrás y me acompañaron ese día para irme a dejar. 

Mi tío Ángel me dio una base y un colchón, al menos tenía una cama donde quedarme mientras estuviera ahí. Acomodé mi mochila y mi poca ropa que llevé conmigo y la dejé en un espacio de un mueble que me dejaron mis abuelos. Paso la tarde y llegó la hora de que mi familia se fuera de regreso a casa. Mi mamá comenzó a llorar, la abrazó mi mamá Benita y la abracé, me separé de ellos por primera vez; simplemente lloré al abrazarlos a todos. Recuerdo ese día como un recuerdo de la película Intensamente, cuando revives un momento y está vívido en tu mente. Me dijeron varias cosas, varios consejos, abracé a mis papás y a mis hermanos. Los vi irse y me quedé solo con mis abuelos, mi tío Ángel miraba desde su asiento y se fue a dormir. Cené con mis abuelos, les hacía la plática y me acosté a dormir temprano. Tenía que levantarme temprano para poder llegar puntual el primer día. Hable con mi mamá por teléfono para despedirme y solo me acosté, era temprano. Ellos se dormían temprano y yo algo tarde, así que choco eso para comenzar, comenzamos fuerte, ¿No?.


Sonó la alarma y me desperté, un cambio rápido de ropa, alistarme y tomar mi mochila. Me fui caminando hasta el Metro Atlalilco y de ahí tomé una combi que me dejaba frente a la Universidad. Llegué temprano, 6:40 am y ya estaba en el salón sentado, era de los primeros en llegar. Esa mañana estaba otro alumno sentado frente a mi con su computadora, en lo que llegaba la hora se puso a ver unos videos, fue ahí donde conocí una computadora personal, una laptop; siempre la vi en la televisión, nunca tan cerca la tuve como esa primera vez. Estaba viendo el video de Alizée, fue como la conocí a ella y al Internet.


No hablaba con nadie y solo espere a que fueran las 7:00 am para la clase de Estadística y Probabilidad. Miraba el video cada que podía y veía la hora en mi celular, que dicho sea de paso fue el primer celular que tuve, era modesto sino que decir muy viejo a comparación con los celulares que tenían todos los demás. Obviamente había gente de dinero, gente que llevaban mejores cosas que yo, procuré usar mi mejor ropa, pero no se comparaba. Creía para mi mismo que al menos podría competir, una vez más, en conocimiento. No era suficiente. Había compañeros mucho más capaces que yo, fue difícil entrar a ritmo una vez dentro. No entendía muchas cosas y era todo muy rápido, clases de 2 horas con cada maestro, pero no tenía nada más que hacer, solo estudiar. 

Descansaba algunos días así que iba a mi casa, a visitarlos. Ellos seguían en lo suyo, estudiando, quehaceres, deberes, todo seguía caminando con o sin mi. Solo que ya lo hacían solos. Llegaba a bañarme y cambiarme de ropa, hacer tarea y distraerme un poco oyendo música a todo volumen. Podía darme esos espacios para mi. Hablaba con mi mamá solo que ya menos, no había mucho tiempo libre y una vez más tenía que irme a Iztapalapa para las clases del día siguiente. Así fueron varios años, pasaron cuatrimestre por cuatrimestre. Mis hermanos tuvieron problemas y se las tuvieron que arreglar solos como podían, no podía ayudarles por más que quisiera, ya tenía suficientes cosas en mi cabeza y tenía que mantener el ritmo. 

Con el tiempo supe que mi mamá hizo todo lo que más pudo para que terminara de pagar mis colegiaturas, empeñar cosas, vender sus cosas, no tener cosas para comer, ir a pedir cosas prestadas a la tienda para comer. Literalmente hizo de todo. Me aventé al ruedo no sabiendo estas cosas, en su mayoría y solo seguí estudiando.

Recuerdo que mi Mamá Benita, mamá de mi mamá, me daba los sábados veinte pesos para mis pasajes, con el tiempo empecé a ahorrar dinero en no comprarme ciertas cosas y dejar dinero para el sábado, sobre todo esos veinte pesos. ¿Por qué?. Al llegar a casa a mediodía le daba a mi mamá lo que me sobraba de la semana, más el dinero que mi MaBenita me daba, era el dinero que ella ocupaba para hacernos de desayunar a todos. Casi siempre era medio kilo de huevo, un poco de queso o jamón y tortillas, era nuestro desayuno y casi comida. Nos sentábamos en la mesa los cuatro y oíamos canciones mientras platicábamos nuestra semana, poníamos canciones con karaoke en YouTube y las cantamos entre nosotros. Era poco, si, pero éramos nosotros una vez más. Me bañaba y nos poníamos al día con las pláticas o las tareas, les llegaba a ayudar poco a mis hermanos y a mi mamá. Lavábamos las cobijas grandes, cambiábamos las cortinas, limpieza general a la casa escuchando canciones. 

Llegaba el domingo por la tarde y otra vez irme de casa, fueron años así, cenando con mis abuelos, desvelándome estudiando, comer frijoles, papas, picadillo y lo que hubiera con mis abuelos. La cena siempre un pan con canela, que siempre fue el mismo pan. No quería comerlo ya, pero me lo compraban así que no podía decir que no. 

Llegaron las clases por la tarde-noche, salir hasta las 10:00 pm, así que le pidieron a mi tío Ángel si podía ir a recogerme en la esquina del Metro Atlalilco, realmente si estaba feo y muy solitario por esos rumbos. Más por que ahí había mucho drogadicto y alcohólico por esos caminos. Comenzaron las pláticas con mi tío, que de esas ya he hablado antes. Tenía tantas dudas y se las hacía a el, trataba de investigar más y más, el solo trataba de orientarme lo mejor que podía con lo poco que sabía. Hablamos de tantos temas, alcohol, depresión, problemas, religión, paranormal y demás. Siempre me terminaba diciendo lo mismo: "No investigues Jos, es mejor no saber ciertas cosas". Pero mi curiosidad a esa edad era mucho más. 

Hubo un tiempo que preferí regresar a casa, salía a las 10:00 pm y con el traslado llegaba casi a las 12:00 pm a casa, pero quise hacerlo. Estaba ya mucho tiempo fuera de mi casa y aquí también me necesitaban, hubo muchos problemas en esos días y necesitaba estar aquí. Ser el hombre de la casa que mi papá no acepto a ser y empezar a tomar la batuta con mi mamá. Martín acabó la secundaria, Abigail la preparatoria y estuve presente en las clausuras de ambos. Aunque habíamos estado mucho tiempo juntos, ellos crecieron también y forjaron sus ideas. Muchas de ellas al día de hoy no las comparto y cada uno tomo su rumbo. Cada uno hizo lo que pensó lo mejor para si mismo, aunque eso conllevara a no hacer las cosas correctas. 

Mi mamá fue al AA, yo después y terminó cediendo Abigail con el tiempo. Martín por su edad fue a la experiencia de niños; son cosas que recuerdo que pasaron pero que no compartí mucho con ellos. Reitero, me la pasé casi todo el tiempo en Iztapalapa, hablaba con mis abuelos y más con mi MaBenita. Hacía el quehacer de allá, lavaba mi ropa, mis cobijas, a veces me hacía de comer y lavaba los trastes/ropa de ellos. Terminé la Universidad y regresé una vez más a casa, ya siendo un Ingeniero, todavía no titulado, pero esa es otra historia. 



Hasta aquí escribo la historia de mi vida con mi mamá y hermanos, lo que sigue por escribir son hechos independientes, situaciones o momentos que pasaron entre estas etapas y que omití para poder desarrollarlas un poco, sino sería muy largo lo que tengo que escribir en estas entradas de mi vida personal. Han sido varios días, semanas y meses escribiendo, han pasado muchas cosas más e iré escribiendo poco a poco. No había escrito tanto de mi mismo en mi vida, pareciera la biografía de alguien más. De otro Josué. 

Mientras sigo escribiendo, hoy 12 de Abril del 2021, día en que termino de escribir mis memorias. Si que son algo de recuerdos que tengo en mi cabeza. Una buena cantidad de recuerdos y los que faltan.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Sueño contigo

Ruth

Solo dos extraños