1 - Torito

Forzo mi memoria a todo lo que puedo para tener los recuerdos más remotos de mi niñez. Sólo tengo pasajes, quizás sea por mi memoria que no logra recordar momentos precisos o porque bloqueé mi recuerdos por mucho tiempo. Y ha sido difícil volver a regresarlos a mi mente.

Lo más lejano que logro recordar es haber estado con mis papás. Veo las fotografías para ayudarme a refrescar ese momento. Todo lo que pasé y viví en esos días. Mi mamá era de Iztapalapa, del Barrio San Ignacio; mi papá era del Moral, a 30 minutos del metro Canal de San Juan.


Nací en 1987, dos años después del terremoto, justamente el 19 de Septiembre, en la Delegación Iztapalapa. Me platica mi mamá que cuando estaba embarazada seguía yendo a la universidad, que iba colgada de los camiones y ahí iba yo con ella. Sé que mi cabello era un caos, que no podían peinarme por qué era mi cabello necio a más no poder, ya lo podrás ver bien en las fotografías que subí en la entrada. Y ahí estaban mis papás, casi al nacer pusieron a mi mamá a lavar colchas y cobertores para que ya llegara a este mundo, me estaba pasando. Hasta que mi abuela Elena, la mamá de mi papá, lo regaño por el estado en el que estaba mi mamá, la llevo a un hospital particular para que naciera por cesárea. Nací a las 11:55 p.m. del día 19. Si, bien nocturno yo. A pesar que estaban medio preparados mis papás, cuando llegue a este mundo todo fue prestado, ropita, cobijas y gorro. Empezó mi travesía con el pie derecho y mis pocas cosas prestadas.

A mi papá le decían el "Toro", me cuentan que el nació el día de San Lucas y el tenía un torito de mascota. Ese fue su apodo y todos le decían así, hermanos, familia y conocidos. Es por bien sabido que el hijo hereda el apodo de su papá en Iztapalapa y el Moral, así me decían unos cuantos. Ese apodo mío no duró mucho y no todos me decían así, casi siempre fui Jos o Juse, hasta que un día un tío que también ya falleció me llamo Torito Jur. Eso del Jur era por decir Junior en inglés, pero lo llevo al español "mexicano"; ese fue mi apodo cada que me veía "Ese mi Torito Jur, ¿Cómo estás?". Siempre me cayó bien el, a veces lo tengo en mi memoria también. Tío Salvador.


Era muy enfermizo por lo que me cuenta mi mamá, al principio vivíamos en el Moral, en la vecindad dónde creció mi papá. Para no irse a rentar y aprovechar ese dinero. Mi papá tuvo que trabajar y estuvo en el asfalto pavimentando calles. Era buen futbolista por lo que he oído hablar tanto de él, tanto que por poco y juega en primera división, en el equipo de Toluca del Estado de México. Ya no pudo por qué se casó y me tuvo a mi. Mi mamá casi terminó la universidad, casi, por qué en el semestre dónde se graduaría me tuvo a mi, ella me dice que poco importó. Que yo era su mejor graduación y su mejor regalo. 

No nací en la mejor condición social, mis papás tenían realmente poco y lo poco que llegaban a tener lo usaban para mi leche, mis cosas y llevarme al doctor. Sufría mucho de insomnio y me tenían que bañar en una tina con lechuga para que los dejara dormir por las noches. Tenía problemas casi diario con la tos y sufrí de mis pulmones, llegó el punto que mi mamá me cambiaba literalmente bajo las cobijas para que no me tocara ningún aire a mi cuerpo y no me volviera a enfermar. Por lo que pude saber, cuando mis papás no tenían dinero les ayudaba a comprarme leche y pañales mi padrino Bernardo, me compraba mis cosas y me regalaba ropa. Mi mamá me hacía mi comida siempre o me hacía mi caldo de pollo con verduras y comía siempre a mis horas. 

Cierta ocasión me cuenta mi mamá que al visitar a mis abuelos maternos, estaba yo rosado y me dejaron en la cama sin pañal. Llegó mi papá Goyito, papá de mi mamá y le orine encima, fue una buena fuente ese día. Al ser mi mamá de las más chicas entre los hermanos, era de los nietos más pequeños. Y que decir de entre mis primos.

Mi papá trabajo pavimentando una calle aquí en Chimalhuacán y vio la oportunidad de comprar un terreno, obviamente no solo. Mi padrino Bernardo coopero y así compraron el terreno donde hoy es la casa. Les prestaron dinero y más el que tenían ahorrado, ellos se vinieron un poco antes para empezar los cimentos de la casa, comprar materiales, conectarse al poste de la luz y demás cosas previas a que nos viniéramos todos al terreno.


Y así en el año 1991 nos mudamos aquí. Una casa de madera en la que nos vinimos mi familia y yo, junto a mis padrinos. Ellos trabajaban por la mañana pavimentando calles y en la tarde-noche llegaban a trabajar en la casa para seguir construyendo. Es aquí donde tengo los recuerdos más vagos. Se que fui a varias escuelas, varios kínder. Tenía amigos ahí pero tenía que dejarlos por ir de un lado a otro, hasta que nos quedamos ya en un lugar.

Recuerdo que todo estaba lleno de tierra, hacía tanto aire que costaba verse limpio. Salías a la calle y se hundían tus pies entre tanta tierra, habían casas pero no tantas. Y comenzaron mis alergias, de tanto polvo en el que jugaba me daba tanta comezón que mi mamá me bañaba si o si. Rascaba los hoyos de las tuzas y me metía ahí, me salían a buscar y salía todo lleno de polvo, blanco hasta los pies, todo mi cabello lleno de tierra y supongo que hasta en mis ojos. Ahí iba Josué a bañarse de nuevo. En esos días no había tantos niños como para ir a jugar, simplemente éramos cuatro adultos y yo en esa casa de madera, empezaron a poner paredes y construir poco a poco la casa. Jugaba con mis muñecos que compraba mi mamá. En medio de la tierra y como veían las luchas en la televisión, simulaba mi ring de lucha con la tierra. Hasta qué en una de esas veces que venían los Reyes me trajeron mi ring, todo grande y tosco pero que tenía cuerdas, unas ligas, pero yo estaba bien contento. Tenía mis "santos", cuando llegaba a ir al mercado mi mamá me compra a algunos luchadores de los usados, de esos que estaban en el montón. Y ahí jugaba varias horas, con mi Santo, mi Octagón, mi Máscara Sagrada y mi Rayo de Jalisco. Me llegaron a comprar carros pero siempre prefería mis muñecos. Aunque no se movieran, no importaba, eran los mejores juguetes para mi.


Mis comidas, ¡Ay mis comidas de esos días!. Era muy poca la comida, tenía que comer lo que hiciera mi madrina aunque no me gustará, me obligaban a comer todo lo que hicieran. Tripas de pollo cocinadas, papás hervidas con cebolla, de esas cuadros que eran la papá completa, chícharos con huevo. Harto nopal y cosas que al día de hoy no he vuelto a comer. Comíamos muchos frijoles casi diario y cuando llegaban a tener un poco de dinero comíamos chicharrón. Eran de los llamados tacos placeros, tortilla con medio jamón o queso de puerco, un poco de pápalo y canela para bajar todo. Y por si fuera poco, sino comía todo lo que me daban me pegaban. "No te paras hasta que lo acabes y no dejes nada". Así que lo comía por qué lo comía. Eran torturas cuando hacían tripas, esos tacos que no quería comer, pero que por ser lo único que había, tenía que comer si o si. 

Fueron días enteros así, semanas completas. Supe después que mi papá y mi padrino comían solo un Gansito y una coca para aguantar toda la noche trabajando y al día siguiente ir a trabajar al asfalto. Fueron meses muy difíciles, mi mamá y mi madrina les ayudaba por la noche a cargar ladrillos, a mezclar la mezcla, a escombrar un poco y volver a la rutina diaria. Trabajar por la noche, escombrar por el día, hacer de comer y volver a trabajar en la casa. Todo el dinero se les fue en la casa, no había más solo para un poco de comida. Procuraba ayudar pero mi papá siempre me decía "ya deja ahí, vete a jugar para allá"; mi padrino Bernardo me tenía más paciencia y me dejaba trabajos sin sentido para sentirme útil. Ahí estábamos los cinco, en esas fechas creo recordar que por no tener dinero en una de esas primeras navidades en Chimalhuacán solo hubo para unos sándwiches, esa fue nuestra cena en ese fin de año. 

Por eso cuando llegaban mis tíos a ayudarles con la casa me gustaba tanto que lo hicieran porque venían mis primos y tenía con quién jugar, aunque fueran un poco grandes pero podría estar con más niños. Obviamente yo pequeño no eran los mismos juegos, que casi siempre era jugar fútbol con ellos. Al menos podía jugar con alguien más que no fueran mis papás o simplemente yo.

Eso sí, hubo domingos en los que descansaban o me veían solo que mi papá salía a jugar conmigo a la calle, se unía mi padrino y estaba con ambos jugando. Terminaba y mi mamá me bañaba. En las noches jugaban conmigo con mis luchadores, no recuerdo bien eso, pero es lo que me cuentan. A veces me llevaban a ver jugar fútbol a una cancha que está cerca, mi papá tenía la ilusión que también jugara fútbol como el. Lo hacía, pero era malo, no había con quién jugar y pues no es que no me gustará sino que ¿Con quién lo hacía?. 

Llegábamos a ir de visita con mis abuelos y era algo que esperaba tanto, por qué estarían mis primos. Sobre todo por qué podía alcanzar a comer algo más. Estaban mis tíos los domingos sentados en sus casas, ya habían desayunado y quedaban en sus mesas chicharrón, las sobras de carnitas o bisteces, pedazos de jamón o huesos. Llegaban a invitar a mis papás y a mi. Eran las ocasiones que llegué a comer carne. Ya no eran solo frijoles, no solo tortillas, no más tripas o chícharos, por fin era carne y un vaso de refresco. De niño pensaba que eso era ser rico, que era tener dinero y poder comprar carne para desayunar y comer. Llevaba mis luchadores y mis primos tenían carros, muñecos movibles, avalanchas, pelotas, balones, bicicletas. Rara vez me dejaban jugar con ellos o con sus juguetes, me quedaba con mis abuelos y al terminar de comer "Josué levanta tu plato, acomoda la mesa y deja todo el su lugar". Mi demás familia se salía a jugar o simplemente veía la televisión y yo tenía que escombrar, yo lo hacía por que sino en casa mi mamá me volvía a pegar. Así que a regañadientes lo hacía. Siempre juzgaron a mi mamá por eso, era el trabajo de mujer y que no me dejara hacerlo. Mi familia siempre fue machista, mi mamá nos enseñó a no serlo. Romper con esa cadena que era muy fuerte y que todos la hacían. Y lo peor de todo es que las mujeres estaban contentas con eso, con ser las segundas en todo. 

Al inicio solo levantaba mis trastes, con el tiempo a lavarlos y barrer la casa; llegar hasta trapear y dejar todo acomodado. Y de buen modo sino era aún peor lo que me regañarían y pegarían. Así eran las visitas a Iztapalapa, en el Moral era muy distinto, al ser vecindad se juntaban todos los primos y ellos estaban no tan grandes, era más sencillo jugar con ellos. Llamémoslo así, mi familia de Iztapalapa, la familia de mi mamá era la del dinero y la familia del Moral, la familia de mi papá era la pobre. Y no por que no tuvieran, sino por qué todo era más práctico con ellos, dos baños para 6 familias completas, 2 cuartos por familia y todos viviendo juntos. Trabajaban de albañiles, pavimentando calles o en un puesto de verduras, pero eso sí, en los bailes eran los primeros en hacerlo y aunque la ropa no fuese la mejor, era lo que menos importaba con ellos. Te dejaban ser. Cosa que mi familia materna era un poco más reservada, también echaban desmadre y se conocían bien ambas familias. Mi padrino, hermano de mi papá, se casó con mi madrina, hermana de mi mamá. Dos hermanas Jiménez con dos hermanos Cabrera. Era todo un caso ahora que lo veo muy lejano. 

Lo que veo en las fotos y que recuerdo muy poco son las excursiones que hacíamos y me llevaban. He conocido gran parte de la república gracias a esos viajes, que casi siempre eran los mismos lugares y a veces cambiaban la ruta para ir a otros sitios. En las fotos vi que estuve en Acapulco, Puerto Vallarta, Guanajuato y algunos más que no recuerdo. Un poco más grande si que recuerdo más lugares y todo lo que vi allá, pero eso viene después en alguna otra entrada con más fotografías.


Con esto cierro la parte más lejana que logro recordar o que me han contado, obviamente hay situaciones que no he escrito y que escribiré solo como momentos o situaciones, cosas que me marcaron para bien y para mal. Pero que ahí estaba yo, rodeado de familia que no conocía bien y solo tenía a mis papás hasta ese momento. Viví 4 años así, hasta que mamá me dio la noticia que tendría una hermana, no estaría solo, tendría alguien con quién jugar. Pero esa parte de mi historia estará en mi siguiente posteo de mi infancia. Pronto, quizás pronto.

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