Corral

"Estaba hundido, tumbado en el suelo y llorando a más no poder,..."

En el AA cuando vas a un retiro espiritual y compartes tu experiencia alrededor de los que van a escribir por primera vez le dicen coloquialmente "Pasar a corral". Después de realizar tu primera vez, quieres pasar, ayudar como te ayudaron a ti. Al menos así me pasó y quería hacerlo. Le decía a los padrinos que quería hacerlo, aventarme casi sin experiencia. Pasaron unos meses para que me dieran permiso de hacerlo. Si hay algo que te dicen ahí es que no los escuches, estarás oyendo pero no te cargues de emociones. 

La primera vez que pase a corral solo recordé mis experiencias, fue en la pregunta de carencias materiales. Ahí si tuve que cargarme y empezar a sacar todo, sabían que mi pie izquierdo era ese. Justamente me aventaron a esa pregunta. No recuerdo si lo hice bien. Comencé con el "Pues si no, pinches carencias, puta pobreza..". Y simplemente salió.

Veía el estilo de hacerlo de mis compañeros, quería hacerlo por mi mismo, como lo sentía. Hablaba con muchas groserías, me trababa al hablar. Después de 10 minutos solo me salí del cuarto y me repuse al instante. Dolió pero no como antes. 

Y así empezó mi travesía en el Corral. Luego continuaron la pregunta 3, la 2, volver a la 4. Así me estuvieron tirando con cada mes. Empezaba a conectar conmigo mismo. En dos ocasiones pude llorar. Empezaba caminando rápido en el sentido contrario que todos lo hacían. Conforme las palabras avanzaban iba más lento y mi voz cambiaba por completo. Era dolor puro y volver a recordar. Cuando no podía aguantar si me salía de la casa, hubo ocasiones que me quedé ahí parado recordando y respirando. Era seguir trabajando en mi historial, seguir abriendo mis heridas para que dejaran de doler.

Tenía miedo de la pregunta 5, de no hacerlo bien. Quizás mi poca experiencia y mi historial no tan de mierda era el que me hiciera dudar. Simplemente llegó el día. Me miró Rodolfo, el guía espiritual y guía del grupo, me traspaso con su mirada en la junta previa a lanzar la quinta pregunta. Acepte sin dudar, si quería llegar a ser padrino tenía que dar el paso. Ya había hablado con él antes, me apadrine con el. Sabía de qué pie cojeaba, así que sin más entre a ese cuarto no sabiendo que tenía que decir. 

Iba en cuarto lugar, regularmente en esa pregunta entran casi todos a casa. Tanto para cuidar como para apoyar. Tenía miedo, no lo había hecho antes con tanta gente. A cada compañero que pasaba antes de mi lo escuchaba para empezar a recordar, para cargarme de emociones y esperar mi momento.

El corazón me temblaba, las manos me sudaban y mi cuerpo temblaba. Había llegado el momento. Puedo recordar buena parte de lo que dije. Empecé caminando en dirección contraria a todos, empecé gritando: "¡Resentimiento hijo de su puta madre...", la voz me cambio. Estaba tan lleno de sentimientos que fueron saliendo poco a poco, comencé caminando rápido, sacando todo el odio hacia las personas que me habían hecho daño, conforme fui hablando cada paso que daba era más lento, había dejado de caminar a prisa. Recordé el Resentimiento que tenía conmigo mismo. Sólo sé que ya solo arrastraba los pies, me movía por naturaleza, mi voz se quebró, lloraba como pocas veces lo he hecho en toda mi vida. Era dolor puro.

Con la vista hacia abajo no sabía quién me miraba, de vez en cuando alcanzaba a ver una mano que estiraba papel para limpiarme un poco. Lo tomaba y continuaba. Recuerdo mis pies arrastrándose en la tierra de la casa. Cada paso dolía, recordar dolía. Tiempo después supe que algunos de mis compañeros lloraron conmigo. Ya no gritaba, solo hablaba cada vez más bajo, balbuceaba entre el llanto y mi voz. No era mi voz normal, era la voz que llegué a escuchar de pequeño, era mi yo interno, mi Josué pequeño el que hablaba por mi; veía mi vida a través de mis ojos llenos de lágrimas. Me abrí por completo, ese era mi verdadero yo. 

Veía a mi familia, todo lo que había hecho. Todo lo que habían pasado por mi. Me veía a mí, veía mis recuerdos como si los pudiera tocar una vez más. Quizás en algún momento escriba esa parte de mi historial, solo quizás. 

Terminé de hablar y solo vislumbre la puerta entre mis ojos llenos de lágrimas, levanté mi mano en señal que había terminado y continuara mi siguiente compañero. Arrastrando mis pies sólo salí caminando de la casa y me tumbe al suelo. Y ahí me encontraba fuera de la casa. Estaba hundido, tumbado en el suelo y llorando a más no poder.

Alguien llegó atrás de mi y me abrazo. Me ayudó a pararme y me guio a un lugar más apartado. Sólo me decía: "Ya no eres ese Josué, ese Josué que solo causaba daño quedó atrás, hoy eres una mejor persona, al que escuchaste dentro es tu yo pasado, tienes que levantarte, no estás solo".

Me abrazo y seguí llorando. Vi el rostro de mis papás, el de mis hermanos. Empecé a calmarme y estar listo para la cadena de oración cuando salieran todos. Recordar de esa manera fue un golpe que no esperé. Nunca lo vi venir, ni en mis escrituras estaban esos momentos. Entre de nuevo a la casa y me quedé pegado a una pared. Estaba parado mirando el suelo y recordando. Respiré profundo, me limpie como pude y a continuar. Había trabajo que hacer y no podía seguir abriendo esas heridas. Era un yo totalmente diferente, por eso quise ir. Para eso estaba trabajando, para cambiar.

Empecé a abrir mi caja de Pandora una vez más, mis recuerdos más profundos. Ya hace años de esa experiencia, posiblemente tenga que ir a mi segunda experiencia. Aún lo sigo meditando, me sigo apadrinando y busco consejos, no puedo con todo y creo que es natural. Solo algo a qué aferrarse y por lo cual sostenerse. 

Solo por hoy, solo un día a la vez. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Sueño contigo

Ruth

Solo dos extraños