Padrino Bernardo

1:47 a.m. 

"Jos, Jos, me acaba de llamar María, acaba de fallecer Bernardo hace 5 minutos, voy con tu hermano, te fijas de tu papá..."

Y llegó la noticia que no esperaba pero que veía venirse. Jueves 7 de Enero, 2:28 a.m. y vaciando mi cabeza un poco. 

Justamente cuando me acosté a dormir a las 9:30 p.m. había pedido por el, si era voluntad de Dios que se lo llevará que mejor lo hiciera, que no sufriera más. Y solo dormí, dormí hasta que me despertó mi mamá.

He estado recordando buena parte de mi infancia, de momentos que tuve hace ya algunos años, todo eso por qué el estuvo presente, por qué me vio y me dio tiempo de si mismo. 

Recuerdo una ocasión en la que siendo niño tenía una afición por las Pepsicards, me gustaba todo los superhéroes y veía todo lo que podía en ese entonces. Mi familia tomaba refresco, yo coleccionaba las corcholatas y con la buena voluntad de mi mamá que me daba dinero para canjear en el camión de la Pepsi y tenía mi sobre con 5 tarjetas más para mí colección, me pasaba buen tiempo de mi día leyendo cada una de las que tenía. Obviamente había niños que tenían muchas tarjetas, en la escuela se jugaban con ellas y se apostaban. A mí no me dejaban llevármelas, solo las tenía ahí para leerlas y en raras ocasiones hasta para dibujarlas. Llegó una tarde en la que estaba con mi hermana en el comedor y llegó mi papá con mi padrino, al día de hoy no sé cómo le hicieron o que tanto pagaron, pero nos trajeron un paquete completo de sobres, hay cosas que de niño no dimensionas y esa vez creo que dimensione todo. Son detalles de los que lleno mi corazón, tenía lo que tanto anhelaba frente a mi. Mi mamá repartió los sobres a mi hermana y a mi, mitad para cada uno y aún así eran demasiados. Fui abriendo sobre por sobre, mas y más tarjetas, varias repetidas pero que yo no tenía y solo había visto de lejos. Al final de esa tarde intercambie con mi hermana las que teníamos repetidas cada uno. Las puse todas sobre la mesa y las tenía ahí, mi colección casi completa de tarjetas. Faltaban 2 o 3 a lo mucho, pero tenía todas. Quisiera pensar que leí todas y cada una de ellas, que las acomodé en el orden que debían, habían las tarjetas especiales, las doradas, las plateadas, la número 0 y la 125 con Spiderman, con el orden correcto. Quisiera pensar por qué eso realmente no lo recuerdo, son de esos pasajes en mi cabeza que no llego a vislumbrar y que están borrados de mi memoria.

Las que me faltaban las pude intercambiar en la escuela y tenía toda la colección, absolutamente todas. Hoy solo me quedan 10 o 15 tarjetas, no sé que pasó con ellas y las añoro tanto. Sonará algo ridículo siendo que son cosas de niño, pero son cosas que quedaron muy marcadas. A pesar de mi situación de escasos recursos, fui feliz. 

Justamente ayer en la tarde me puse a recordar canciones, las escuche desde la televisión y vino a mi mente Acapulco Tropical, a él le gustaban mucho, tengo en mi cabeza los momentos cuando lo veía bailar esas canciones. Otra ocasión que llegaron mi papá y el, nos trajeron la espada del Augurio de los Thundercats, con todo y su mano que dolía ponérsela por las rebabas de plástico por dentro. Pero yo era feliz jugando a que era Leon-o por la casa, aún tengo esa espada de recuerdo y está colgada en mi cuarto. Siempre les digo que es para protección. Sé muy bien que es para recordar mi infancia y esos momentos.

En el cumpleaños de mi hermana.

Mi cabeza se llenó de recuerdos estos días cuando supe su situación, las veces que platico con mi mamá en las mañanas, estoy sentado dibujando o terminando de entrenar y ella baja recién levantada, se queda platicando conmigo y en estos días hemos hablado de él. De la vez que logro superar la muerte una vez, yo lo vi tendido en la cama del hospital de Texcoco esa vez, casualidades del destino que hicieron que ese día estuviera para ayudar a bañarlo. Lo vi con un respirador artificial y salió de esa. Lo nombramos "Lázaro" por qué literalmente se levantó de la muerte y una vez más estuvo aquí haciendo de las suyas. Sólo lo llegué a ver una vez más, venía en un mototaxi con mi mamá y estaba sentado afuera de una tienda tomando su Coca-Cola, lo vi más gordo pero estaba bien. 

Quizás sean las circunstancias pero no pude hablar de nuevo con él, problemas con su hija que hicieron que cada uno tomara su rumbo, lo llegué a escuchar por teléfono cuando hablaba con mi papá, no más. Han sido días duros, tenerlo en mi cabeza y revivir mi infancia, en muchos de esos recuerdos el estaba ahí. Las ocasiones que iba al mercado y sabiendo que entraría a la escuela me compraba mi mochila, usada pero buena y que aguantaba el año. Cuando me compró mi reloj en la secundaria, yo quería un reloj como el de él y lo encontró bien barato, se habían equivocado poniendo uno de mayor precio en las chácharas. Cuando nos invitaba a mi hermana y a mi al mercado, varias veces solo a ver pero podíamos salir de casa. 

Las ocasiones en las que siendo Día de Reyes nos traían regalos con él, me despertaba y veía lo que me traían con mis papás, corría a su casa y había más juguetes ahí. Trabaje de niño contigo, no mucho, solo lo que me dejaban hacer, me subían a la carretilla y me llevaban hacía quien sabe dónde o simplemente por el hecho de jugar conmigo. Sabía que en el fondo me veías como a un hijo, quisiste el tuyo y no pudiste, era el hijo de tu hermano, eras también mi tío y aún así muchas veces me decías "Hijo". 

Me quedan tus palabras en mi mente, "Date un caliz", cuando ponías tus canciones y las cantabas llorando. Las muchas veces que querías hablar serio, y mirabas el cielo para aguantar las lágrimas. Pero no se te dio, mucho menos a mi papá. Creo que eso lo herede muy bien, hay ocasiones en las que quiero hablar bien y serio, pero es tanto el sentimiento que solo miro al cielo, realmente no sé que busco ahí, tal vez solo un consuelo o que el llanto no salga de mi. Escucho las veces que hacías eso, las varias veces que fuiste mi padrino y me presentaste en la iglesia. La medallita que me diste, tu dedo que te faltaba y siempre me pregunte cómo era vivir así. 


Hoy te recuerdo, mi infancia y en los recuerdos más viejos estás presente, nos tocó padecer lo mismo, el trabajar en la casa para que tuviéramos un lugar donde protegernos. Nuestras cenas de navidad y año nuevo, los intercambios, las comidas. No hablamos mucho, pero estabas ahí para jugar. Salía mi papá conmigo los domingos a jugar y te metías a jugar con nosotros. Fueron buenos domingos. 

Hoy me despido de ti por un tiempo, sé que nos volveremos a ver. Volveremos a estar sentados en el sillón o el comedor viendo jugar al América, gritaremos sus goles y vamos a terminar siendo el entrenador regañando a todos los jugadores. Nos levantaremos a mitad del juego a caminar, buscar algo de comer o simplemente salir y nos volveremos a sentar para seguir viendo el partido. 

Echo mucho de menos esos días, todo era tan sencillo y más fácil, al menos como lo recuerdo, como te recuerdo. Cómo te tengo presente en mi cabeza. 

Me ha dolido mucho y me sigue doliendo, vinieron demasiados recuerdos a mi cabeza, demasiados momentos de mi infancia y en varios de ellos estabas tú. Moldeaste a aquel Josué de niño, cuando no tenían dinero mis papás tu entraste al quite y me procuraste. Me llevo todos esos recuerdos contigo, todas esas pláticas y esos juegos. Se fue mi tío el que me ayudó a crecer y ahora se me fue mi padrino el que me crío desde pequeño. 

Descansa Padrino, algún día nos veremos de nuevo, gracias por todo lo que hiciste por mí, todo lo que me diste y me enseñaste de niño. Aún logro visualizar esas veces en las que le llevabas en tus hombros, se turnaban tu y mi papá para hacerlo, me veía tan grande, tan alto. Estaba protegido, un pequeño niño en los hombros de un adulto, viendo todo por encima y todo muy abajo, que más podía pedir.

Te llevo siempre conmigo, Padrino Bernardo.

Te recuerdo Padrino.

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